El camino de los mensajeros de Dios (La sunna)

By Dr. Eren Tatari and Dr. Nur de Villa

Si la religión es un “hilo” que conecta a los seres vivos con su Creador, cuál es la razón de seguir a un ser humano, un mensajero?  Podemos decir, que los mensajeros de Dios, son como carteros, los cuales se encargan de darnos el mensaje del Emisor (nuestro Creador).

El Sagrado Corán, les recuerda a los creyentes obedecer a Dios, siguiendo a Sus mensajeros.  De esta forma, podremos ser devotos de Dios y actuar de acuerdo con sus atributos divinos.  El profeta Muhammed ya decía: “Sigue el camino de Dios”   (Tahallaqu bi ahklaq-ullah).

 

Sin embargo, podremos preguntarnos: “¿Por qué debemos seguir a un humano?  ¿Por qué debemos seguir las tradiciones de un árabe?  Pensamos erróneamente que debemos seguir al producto de la cultura y tradición árabe.  Entonces, qué es lo que conviene que imitemos?

Las características de un profeta no son los idiomas que habla o la vestimenta que lleva.  Esto es un prejuicio que probablemente se haya hecho por los orientalistas o ideas equivocadas del occidente.  Jesús y Moisés (que las paz y las bendiciones estén con ellos) también eran de la Península Árabe.  Sin embargo, nadie se pregunta el porqué debe uno seguir o imitar a Jesús.

“Di [Oh profeta]: “Si amaráis a Dios, seguidme, [y] Dios os amará y perdonará vuestras ofensas: pues Dios es indulgente, dispensador de gracia”  (Corán: 3:31)[i]

El comentario del Corán es mucho más general: “Obedeced al Enviado”  (Corán,  24:56)[ii].  ¿Cómo podemos obedecer al profeta?  Nos sentimos degradados cuando adoramos a objetos o conceptos (dinero, fama, etc.).

Cuando seguimos al profeta Muhammed (que la paz y bendiciones estén con él), es importante no atribuirle ningún tipo de divinidad a sus acciones o prácticas.  En nuestra creencia, en la declaración de fe reiteramos: “No hay dios más que Dios y Muhammed es Su siervo y mensajero.”  La palabra “siervo” es primera, ya que como seres humanos fuimos creados débiles y a veces le atribuimos erróneamente a los mensajeros o profetas, cualidades que sólo le perteneces a Dios.  Sin la palabra siervo, la declaración de fe, no tendría el mismo sentido: “No hay dios más que Dios, y Muhammed es Su último mensajero.”

EN VERDAD [Oh gentes], os ha llegado un Enviado salido de entre vosotros; le apena hondamente [la idea de] que hayáis de sufrir [en la Otra Vida]; anhela vuestro bien [y está] lleno de compasión y de misericordia hacia los creyentes.  Pero si aquellos [que obstinan en negar la verdad] se apartan, di: ‘¡Dios  me basta! No hay deidad sino Él.  En Él he puesto mi confianza, pues ÉL  es el Sustentador, entronizado en augusta omnipotencia’” (Corán,  9:128-129)[iii].

De modo que el Profeta (que la paz y bendiciones esté con él) es uno de nosotros (es un ser humano) y está con nosotros para protegernos en esta vida y la Próxima.  Está ansioso de ayudarnos por amor a los creyentes.  Si somos creyentes, consideraremos al profeta como un ser cariñoso y misericordioso, que nos trae el mensaje divino.  Si lo seguimos, no nos haremos daño.

El verso anterior describe las características de los Mensajeros.  Jesús, al igual que Moisés fue un enviado, cada uno en otra época.  Por consiguiente, las aleyas anteriores se refieren a cualquier mensajero o enviado de Dios.  Dichos mensajeros pueden simbolizar a un cartero ya que son los encargados de entregar el mensaje correctamente.  Ellos no son el emisor, sino solamente una herramienta para que el mensaje original del Emisor (Dios) sea escuchado por el recetor/receptores (humanos).  El mensajero no es un filósofo que saca conclusiones de la creación, sino una herramienta para comunicar el mensaje original del único Emisor (nuestro Creador).  El cartero (o mensajero), como bien lo indica la aleya, es uno de nosotros y continuamente se preocupa por nuestro bien.

Hacia los creyentes es noble y misericordioso,” no solo se refiere a los musulmanes sino a todo aquel que esté sometido a Dios ya que esto es el significado de “musulmán.”  Si logramos dominar nuestro ego y nos sometemos a la voluntad de Dios, somos musulmanes.  The practices of the Messengers are like the ropes descending from the heaven. Whoever holds onto them reaches eternal happiness” (Nursi,  1307)[iv].   Dios nos habla de diferentes maneras en el Corán, dándonos una ética determinada.  Cuando el Libro Sagrado menciona a los creyentes, hace referencia a aquellos que creen en la existencia de Dios.  La religión de Dios es la religión del Mismo.  Podemos decidir aceptar la religión de Dios, pero no podemos apoderarnos de ella y decir que es nuestra o mi religión: es la religión de Dios.

“The manifestations of the Most Beautiful Attributes of God are diffused within the practices of the Messengers” (Nursi, 372)[v].  Cuando seguimos la práctica de los profetas (sunna), nuestras acciones se convierten en adoración.  Seguir los hechos y acciones del profeta hace que lo recordemos, lo cual es un recordatorio continuo de la Presencia Divina.  De esta manera, nuestro corazón se torna a Dios, el Dador de todos los mensajes.  Nos hacemos concientes de Su presencia divina y hace que nuestras acciones se conviertan en adoración, volviéndonos concientes de ver Sus atributos divinos reflejados en nuestras acciones.  Una persona que cree en Dios, Lo obedecerá con toda seguridad.  La manera más perfecta de obedecer a Dios es siguiendo las enseñanzas del profeta Muhammed (que la paz y bendiciones estén con él).  Siguiendo el ejemplo de nuestro profeta (que la paz y bendiciones estén con él), podremos mejorar como personas, demostrando nuestra buena conducta.  De esta manera, muchos tomarán la decisión de imitar al profeta y tomarlo como un ejemplo.

“Mi Sustentador me enseñó buena conducta y que bien me ha enseñado.”  Seguir las enseñanzas de los Enviados es obedecer y adorar a Dios como Él quiere.  El ser humano fue creado con una inmensa capacidad innata para amar al Creador del universo.  Para hacer esto, necesitamos imitar a los que Dios ama: Sus mensajeros.  El profeta Muhammad es el ejemplo de un carácter excepcional y una ética única descrito en el Corán.


[i] El mensaje del Qur’an.  Traducción del árabe y comentarios: Muhámmad Asad.  Traducción al español por Abdurrasak Pérez.  Junta Islámica: Centro de Documentación y Publicaciones.  Córdoba,  España, 2001.

[ii] Ibid.

[iii] Ibid.

[iv] Nursi, Said.  Mathnawi-L Nuriye, Volume II.  Katre, p.1307  (tomado directamentedel artículo en inglés citado, con el nombre:  “The path of the messengers of God (Sunnah)”

[v] Nursi, Said.  The Words.  Sozler Nesriyat.Istanbul:Turkey,  1992